22.11.06

Mundos



“Es un momento de gran decadencia superficial –de esa que llena los diarios–, y yo quiero moverme en el terreno de los conflictos sin solución, donde se dan coordenadas invisibles”, dice el hijo más talentoso de Palito y parece que nos invita a cargar el arma. Pero no: sus palabras incluyen grandes aciertos, una mirada fina del mundo pero a través de la lupa del cine, o mejor y más, del arte…
Escuchémoslo (leamoslo) un poco más:

“Hay una especie de automatismo que hace que la gente crea que reconoce y asume todo como normal, pero no hace falta más que distorsionar o agudizar cualquier sentido –o detenerse a mirar– para darse cuenta de que realmente todo está en movimiento y están pasando cosas (…) Hay mucha gente a la que puede no gustarle la idea de trasponer universos y tener que empezar a absorber todo de vuelta y no se permite ese vértigo. Pero esa caída está todo el tiempo presente, y nadie se anima a contar el mundo desde esa caída permanente.”

“Hay algo que el cuerpo no resiste, una caída constante, una despersonalización absoluta donde ya no soy más yo. Es un lugar de mucho aislamiento, y nadie quiere estar ahí porque esa sensación puede generar mucho miedo...Es como entrar y salir del cuerpo. Un lugar es muy aburrido y en el otro estás muy solo y al mismo tiempo muy libre. Pero para hacer cine hay que ir y volver muy seguido, hay que ponerse el traje de ‘ser humano’.”

“Se está en una caída permanente y el hecho de decir algo es como poner un palo en la rueda. Cuando parece que empiezan a pasar cosas, deja de pasar todo: es el tiempo que se detiene, que está en contra de la espontaneidad. Y si bien el vértigo puede ser un mal viaje, todo pasa por ahí. En ese terreno al que llaman “realidad” no pasa nada, nunca te vas a encontrar con alguien. Es como una plataforma sobre la que la gente sigue su vida. Pero si te alejás un poco, es una maqueta.”

“Detrás de lo aparentemente cotidiano siempre existe un punto de vista siniestro. Entonces, ¿qué me vienen a decir que la película es rara si no saben con qué compararla? ¿Con llegar a su casa y saludar a su señora? Yo te aseguro que es mucho más rara esa señora que la película.”

El hombre es Luis Ortega, y la película es “Monobloc”. Pero acá el punto no es quién o que. La pregunta es como. ¿Cómo llega Ortega a preguntarse estas cosas? ¿Qué oscura experiencia esconde su vida para haber accedido a semejantes turbulencias mentales? ¿Es un loco? ¿Un drogadicto? ¿Un freak?
Creo que la respuesta es mucho más simple: se está acercando a la categoría de artista (si ya no lo es), lo que implica una visión superior, o sea, más profunda de la realidad. Pero no la realidad de los diarios, como el mismo se encarga de aclarar, sino las múltiples realidades que se esconden en nuestro interior y en la intersección de estas con las otras, las realidades de los otros. Para él, significan un material en bruto para su cine. Va hacia ellas, las explora, las interpela, se detiene unos instantes ante fotos complejas diseñadas por la “cotidaneidad” a veces siniestra, y luego vuelve para contarlo.
Ese es su viaje, una motivación a pensar en esos mundos paralelos donde todo es posible, porque es ahí donde nosotros no somos nosotros sino otros dispuestos a todo, sensibles a todo, despiadados, impúdicos, sádicos, felices, repulsivos y por sobre todas las cosas, extremadamente complejos.
Un universo paralelo pero que inevitablemente roza este en el que todo lo que siempre pasa debe seguir pasando. Un espacio de “licencias”, de sueños, de encuentros con nuestros muertos, de recuerdos tórridos y felices o plagado de estampas inmensamente dolorosas. El juego con las posibilidades, momentos de tomar esos caminos que quedaron atrás, o de suicidarse el alma para volver acá con la boca seca de resentimiento.
No vi “Monobloc” ni ninguna película de Ortega. Pero me hizo pensar mucho esto que dice. Pensar que el libreto se puede romper.
Pensar que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento y no siempre estaremos aquí para contarlo.


(la entrevista completa a Luis Ortega la podrán encontrar solo en la edición impresa de la revista "Los Inrockupptibles" del mes de octubre, pero acá les dejo el link a una síntesis aparecida en la página de dicha publicación. Recomendación: traten de leerla entera)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi cuerpo es más viejo que mi mente, de alguna forma.

¡Me encantaría pasar ratos con "gente del palo"!

Jajajaja, lo único que La Plata me queda MUY lejos!

Saludos!

Anónimo dijo...

..... Sí, Ortega, tipo raro, no... pensar en el fader, nomás....... tuve el placer de ver Caja Negra, la otra película de este bicho raro; nunca quedé tan sorprendido al ver algo que no tenía nudo, ni principio, ni final.... pero que a la vez era toda una película en sí misma.. increíble, muy recomendable y no apta para la ortodoxia.....

Holden-Ambiguo-Posmoderno

emebé dijo...

Bueno, lotro día quise dejar un comentario y se me colgó interné, se ve que no entró. Decía, muy bueno esto, che. Si no fuera por tu recomendación, jamás le hubiera dado bola, de puro prejuicioso que soy. Habrá que seguirle el rastro, a ver por donde camina.

emebé