29.1.07

Colonia Vela está de luto

Diez (10) años puede ser mucho y también puede ser poco, depende desde donde se lo cuente. Para la vieja historia del mundo es un parpadeo, para un exiliado puede significar una eternidad, al igual que para volver a salir campeón (en este último caso también depende si el cuadro del cual uno es hincha, es un grande o un chico). Lo cierto es que cualquiera sea el punto, objetivamente hablando 10 años "miden" lo mismo en cualquier situación...o en casi todas. La excepción puede hallarse cuando hablamos de una ausencia prolongada como la sola aparición de la muerte puede provocar. "Esos" años se cuentan distintos a todos. No son almanaques, no son fotos viejas, no son estadísticas; son una sucesión de momentos vividos en ausencia del que se fue, del que un dia dijo adiós, del que presentó la renuncia indeclinable a su cargo en la tierra...
Y hoy hace "estadísticamente hablando", diez años que se nos fue Osvaldo Soriano. Para el desprevenido que no lo conoce o lo conoce poco, solo diremos aqui que fue una especie de Arlt de su tiempo, un incomprendido escritor demasiado culto para ser considerado popular y demasiado popular para ser considerado culto. Para mi y muchos más, un genio.
Un genio que supo condensar en poco más de 120 páginas la historia tremendamente contradictoria del peronismo, ergo, de la Argentina. "No habrá más penas ni olvido", una historia increible sobre un movimiento político increible; un conflicto sin posibilidad de tregua ni solución más a mano que la muerte. Los que lo leyeron o vieron la película de Héctor Olivera (muy fiel a la historia original) saben de lo que hablo.
Y ni hablar de la "segunda parte" de esta increíble novela. "Cuarteles de invierno" es tan buena y hasta mejor que su predecesora. El mismo escenario, ese Macondo sorianesco que es Colonia Vela, un pueblo ideal para que las fuerzas oscuras pre-dictadura hagan su faena conta los dos protagonistas principales: el cantor de tango y el boxeador, caidos como de un catre hasta el mismo fondo del infierno. Atrapante, inquietante, dolorosa...con el sello del mejor Osvaldo.
Claro que no se puede hablar de Soriano sin acordarse del fútbol. De su San Lorenzo querido, de su pasado como número 9 en la Patagonia o en el fin del mundo, de sus intrincadas conversaciones con el Negro Fontanarrosa o de sus contratapas en Página/12. Todos en el mismo hombre, un escritor si, pero futbolero como pocos.
"Estoy cansado de llevarme puesto" dijo un dia. Y un 29 de enero de 1997 se nos fue nomás Soriano, el Gordo como le decian sus amigos de la vida. Uno de ellos fue nada menos que Eduardo Galeano, que le escribió estas bonitas palabras que les dejo a continuación. De mi parte solo les recuerdo la frase de Mateo Guastavino, el perseguido "marxista" de Colonia Vela que ante el apriete de los fachos dice: "A mi no me interesa la política...yo siempre fui peronista".
Chau Osvaldo querido, hasta siempre.

EL CARTERO

Lo vi en el ataúd, con esa cara plácida y jodona, y pensé: Es un chiste. No hay duda. El Gordo se está haciendo el muerto para hacer sufrir a los amigos. Nos está tomando el pelo, pensé.
Pero Manuel Soriano, el hijo del Gordo, que es idéntico al Gordo aunque mucho más chiquito y que andaba por ahí con su camiseta de San Lorenzo, nos dio la justa. El le había dado una carta al padre, para que se la entregara a Filipi. Filipi, gran amigo de Manuel, había muerto también, un poco antes, y él lo había enterrado, con cruz y todo, en un pocito del fondo de su casa. Filipi tenía forma de lagartija y costumbres de camaleón, porque cambiaba de color cuando quería. En la carta, Manuel le decía que lo extrañaba mucho y le enseñaba un jueguito, para que Filipi pudiera entretenerse en la muerte, que es muy aburrida. En el jueguito había que escribir las letras que faltaban: "Usá las uñas, Filipi", le decía Manuel.
Entonces lo vi claro. El Gordo se nos fue por un ratito nomás. Está trabajando de cartero de su hijo. Ahora nomás vuelve. A mí ya me parecía, porque es evidentísimo que este mundo no puede ser tan espantosamente triste, solitario y final; y un tipo tan buenazo como el Gordo no podía hacernos la cochinada de dejarnos sin él.

Eduardo Galeano

17.1.07

La Otra Vaca


Decí que Roedor iba y venia en sus quehaceres parrilleros, sino en un momento hubiera dicho que esa era una foto...

Una imágen congelada, una estampa fina y fiel de los años de acción en los que "ser del palo" era un código implícito sino importante, muy deseable. Esto claro, dicho desde un presente que imagina un futuro lejano en el que recordaremos todos este pasado perfecto, ante la atenta mirada de algún nieto que dará la vida por escuchar contar a un ser humano de carne y hueso lo que hace décadas solo cuentan algunos sofisticados aparatos electrónicos creados para relatar historias, con la voz que a uno se le antoje y en cualquier idioma, por no contar los distintos fondos musicales a elección del consumidor.
En ese mundo de lata informática no existen los asados, ya que la última vaca dejó de ser en 2029 cuando el ejemplar que se mantenía con respirador artificial en el Instituto Central de Veterinaria de Nueva Delhi, fue desenchufado luego de una ardua polémica con el Vaticano, órgano aún existente aunque funcionando desde un satélite cercano a la luna.
En Argentina, la última vaca asada fue saboreada en 2021 por Maradona y sus hijas, luego de un remate multiesponsoreado y televisado para toda América en el que el 10 se llevó el botín después de pelearse por más de una hora con Junior, el hijo mayor de Mauricio Macri que queria petrificar al animal bajo un costosísimo proceso para luego exponerlo en su "Museo Privado de la Argentinidad", ubicado en Puerto Madero. El asado fue también televisado en directo para toda América, y nadie va olvidar cuando el astro abrió la boca luego del último tarascón a una costillita para pronunciar la frase que quedaría en la historia: "El asado no se mancha, beeeeeeeeeerp".
A esa altura ya hacia años que se comian otras cosas, no demasiadas debido a la escasez de alimentos generada por el empobrecimiento de la tierra de cultivo. El alimento basico de la dieta mundial era la soja, desde hamburguesas hasta salchichas, golosinas, y tortas de cumpleaños. El poco consumo de carne era a base de algunas aves muy resistentes a la contaminación del aire, entre ellas el gorrión, de carne dura y escasa pero valorada por sus altos contenidos nutreicos. La cosa es que ya no había nada consistente para hechar al carbón, ya que los pequeños plumíferos se escurrían entre los barrotes de metal de las oxidadas parrillas criollas y las anguilas eléctricas (otra de las alternativas de la época en materia de carne), poseian una película patinosa en su piel que las hacían rodar sin remedio hacia los pies del parrillero o al insalvable rincón de las brasas.
Lo cierto es que la perentoria desaparición de los rumiantes de la faz de la tierra (similar al destino de los dinosaurios, pero esta vez por culpa de otros también vivos), además de desatar lógicos desequilibrios ambientales y el consecuente quiebre del ecosistema pampeano, provocó una merma importantísima en la asiduidad de las reuniones sociales autóctonas. Es que, de la misma manera que una gotera erosiona la chapa, la falta de achuras, vacio y tira lesionó seriamente el humor de los argentinos, cada vez más remisos a la celebración culinaria por antonomasia de la región de las pampas: el asado. Y no por falta de ánimo sino (reitero), por falta de carne de vaca.
Asi lo que antes poblaba quinchos, clubes, patios, plazas y hasta terrazas; esa quintaesencia de la idiosincracia argentina hecha de fierros, ladrillos y cemento, o a veces solo de fierros; esa boca de foro teatral-familiar que era la parrilla, pasó a tener la importancia que tuvieron los viejos buzones rojos ante la arremetida del correo electrónico, o sea nula. Muchos las mandaron a demoler, otros las trocaron por teléfonos celulares, y los más las transformaron en cuchas, huertas o improvisados desvanes de objetos tan en desuso como ellas mismas.
La gente ya no se reunió más. Los cumpleaños pasaron a ser celebraciones muy íntimas, a veces casi autistas. Muchos ya practicaban la nueva modalidad del "Happy e-day", apostándose al frente de su PC para soplar una torta virtual, ante la comunidad de amigos cibernéticos asistentes al acontecimiento gracias a sus webcams tridimensionales de efecto "real". Otros simplemente optaban por comer una McSoja con sus más allegados y otros, ya casi una minoria selecta, seguian juntándose a beber en cantidades, aunque ya no vino ni cerveza a partir de la veda de la vid y la cebada declarada por un gobierno en crisis, sino jugo de soja "sabor vino".
El alto índice de desempleo crónico, sumado a la "nueva fuga de cerebros", provocó una baja considerable del índice de esperanza de vida. Este poco a poco se transformó en un pais de viejos, como le pasó a Uruguay ya hace mucho. Y aunque junto a datos de semejante impacto, el de la desaparición de los asados parezca inexistente y hasta frívolo, en el caso de Argentina produjo una paralización de las relaciones sociales cara a cara similar al vivido por los esquimales dos siglos antes...

Decí que Roedor me tocó la pierna con la palita de las brasas, si no me quedaba pensando en estas y otras cosas que pueden pasar. Miré entonces alrededor, lo vi a Duluz destapando una Quilmes mientras se reía a carcajadas con Django y Manuco, a Holden abrazado a Emebé y al resto de los asistentes desparramados en un sillón destartalado mientras la música de Estación Sur se colaba en ese patio mugriento desde la puerta entreabierta del baño.
Entonces me paré solemnemente como quien va a cantar un himno, miré la carne yaciente en la bañera-parrilla, y luego de una corta e impercebtible reverencia a esta y la otra vaca, comencé a cortar el pan en mitades dejando un borde sin separar, como generalmente se hace en estos casos.

Nota marginalisima:
Las vacas son rumiantes, esto significa que poseen un sistema digestivo especialmente adaptado para digerir alimentos con los cuales otras especies animales no podían nutrirse. La rumia consiste en la regurgitación del alimento ingerido para continuar con la masticación del mismo.
El sistema digestivo de la vaca ha evolucionado formando tres cavidades o estómagos que se encuentran antes del abomaso o estómago verdadero. Estas cavidades se denominan retículo, rumen y omaso. En el rumen, que es la cavidad de mayor tamaño, viven microorganismos (bacterias, protozoos y hongos) anaeróbicos que se encuentran en simbiosis con el animal. Estos últimos tienen la capacidad de digerir hidratos de carbono (como la celulosa), el ácido fítico (fuente importante del fósforo vegetal); que la vaca no podría aprovechar por sí misma. A su vez la vaca les provee de un ambiente favorable para su crecimiento.
La Otra Vaca en tanto, tiene la capacidad de ingerir utilizando cavidades distintas a las comunes, lo que la hace apta para seguir deglutiendo al mismo tiempo los alimentos que le permiten continuar viva para próximas partuzas.

6.1.07

Si Kimberly viviera, Willis seria republicano



Es bastante común que uno recuerde cuando empezó a escuchar, familiarizarse y luego a decir ciertas palabras, especialmente en la más tierna infancia. Eso me pasa con algunas muy particulares como "Ama de llaves", "Penthouse" (penjaus) o "Harlem" (jarlem)...todas ellas son parte de un universo muy acotado llamado "Diff'rent Strokes", una de las series yanquis más exitosas de todos los tiempos y que acá se popularizó con el simple pero efectivo nombre de "Blanco y Negro".
Esta tira cómica, data de 1980 y se empezó a ver en Argentina (si el cálculo no me falla) alrededor de 1984, cuando ya llevaba varias temporadas al aire en Yanquilandia. La época coincide no solo con la apertura democrática en el Cono Sur, sino con la "connivencia pacífica" de los dos grandes imperios dueños del frio, los EEUU y la URSS. La vieja Tatcher aún paseaba su arrugado culo por Buckinham, oriente medio estaba exultante de "dictadorzuelos" bizarros, Centroamérica también, Africa se cagaba de hambre (como hoy y como siempre), y yo miraba la tele sentado bajo una mesa de acrilico amarillo, mi visión en ángulo de 45º contemplando la pantalla panzona de nuestro Telefunken Pal Color.
Es que en mi mundo no existian ni Reagan, ni Gorbachov ni Dante Caputo, ni la Perestroika ni el Plan Austral. Ese rato de las mañanas de Canal 9, era habitado por el rebelde Willis, la hermosa Kimberly, la simpática Señora Garret (y luego la dulce Adelaida), el siempre comprensivo Sr. Drummond y claro, el inefable Arnold, una especie de bufón muy divertido detenido eternamente en una infancia física poco feliz para él pero graciosa para los demás. Estos personajes daban vida al sueño americano pero en versión negra, o sea un par de "hermanos" que llegan por casualidad al paraiso económico y empiezan a descubrir que la gente adinerada también puede tener sentimientos. Una fábula tán mentirosa como simpática en la que negros y blancos cantan un we are the world cotidiano para demostrar que el Tio Sam ha regresado con fuerza, que Vietnam no pudo con ellos ni con su orgullo.
Así, mientras el ex- cowboy ordenaba desembarcar en Granada (posible foco de comunistas), Arnold y Willis llegaban desde el bajofondo y se encaramaban en las alturas de la economía norteamericana para despuntar el vicio de conocer el mundo de los que siempre ganan. Ellos, aunque se mantuvieron negros (no como Maikol), se acostumbraron rápido a ganar también, aún cruzándose con algún racista de pacotilla que les quisiera escupir el hot dog (asado no hubiera correspondido aqui).
Los años pasaron, los presidentes también, la niñez ya no está, el ángulo de mirada cambió (literalmente), se terminó la historia y ahora parece que quiere empezar de nuevo...Kimberly nos dejó, las viejitas piolas también y los hermanos de color hoy son la caricatura de lo que fueron...
La "negritud" mal representada en el gobierno de la mano de Condoleeza nos hace pensar en un Willis "quebrado" y vendido al sistema. Dicen que una noche el espíritu de Kimberly se le apareció en sueños amenazándolo para que no acepte la candidatura a congresista que le habia ofrecido el partido de Sr. Arbusto...mejor para él.
Los fanáticos de "Blanco y Negro" nunca se lo hubieramos perdonado.